El censo bilingüe de Tierra de Campos

Hoy he podido leer con agrado una noticia en el Norte de Castilla sobre un municipio vallisoletano, Mayorga, en el que se trabaja activamente por la integración de los inmigrantes. Cuentan con una Concejalía de Inmigración y apuestan por una integración bilateral, en la que autóctonos e inmigrantes trabajan conjuntamente. Os recomiendo la lectura del artículo.

por Lorena Sancho
www.nortecastilla.es

Con casi diez años de edad, las pequeñas Alexandra y Filis tienen que echar mano de una chuleta para escribir de forma correcta en alfabeto cirílico. Desde la pizarra desvían una mirada cómplice hacia sus compañeros Miro y Toncho. Les observan, pero no hallan respuesta: «Creo que sé cómo se escribe color gris, ¿puedo?», pregunta Toncho en un alarde de voluntad. En la segunda letra, la tiza se traba en las manos del chaval. «¿Cómo era?», consulta con una tibia sonrisa. El caso de estos niños se quedaría en una mera anécdota si no fuera porque todos ellos, alumnos del colegio San Francisco de Mayorga, son búlgaros de nacimiento y llevan tan solo unos años en España. Tanto Alexandra, como Filis, Toncho y Miro forman parte de los 590 inmigrantes contabilizados ya en el censo mayorgano (25% de la población), el porcentaje más elevado de los registrados en la provincia de Valladolid. Aquí, a diferencia de las pretensiones ya desestimadas de Vic (Barcelona), no hay límite de empadronamiento de extranjeros ni políticas que planeen restringirlos. El trabajo va encaminado a conseguir su integración plena y los esfuerzos empiezan a dar sus frutos.

En la clase de 5º de Primaria cursan sus estudios trece niños, «un portugués, cinco búlgaros y siete españoles», enumera de carrerilla Sergio, de diez años. Su convivencia se ha mimetizado hasta tal extremo que los alumnos inmigrantes acuden a clases extraescolares para poder leer y escribir su idioma natal, y los oriundos de Mayorga poseen ya ciertos conocimientos en lengua búlgara: «Yo sé que 'kokoshka' es gallina», dice Sergio. «Anda -interrumpe Olga- y 'pantaguoni' es pantalón».
En ese momento, Félix Fernández, director del centro, se dirige a los chavales con unas frases en búlgaro ininteligibles para cualquier español. «Bueno -argumenta- el verano pasado fui a Bulgaria de vacaciones para conocer la tierra de donde proceden los alumnos, porque una parte importante de los niños es de allí». En cifras concretas, unos 50 de los 150 estudiantes matriculados en este colegio nacieron en otro país. «¿Que si se han integrado? Los niños sí, porque tienen una facilidad impresionante para aprender el idioma, pero a los padres al principio les costó adaptarse a las normas». Como ejemplo, dos situaciones: «Metían directamente a su hijo en la clase sin guardar la fila o, de repente, mientras impartíamos una materia, entraban y se llevaban al niño al médico sin consultar».

El padrón de Mayorga estrenó nacionalidades en el año 1999. En esa fecha comenzaron a llegar los primeros extranjeros a un pueblo de poco más de 1.700 habitantes situado en el meollo de Tierra de Campos. Familiares y amigos se han encargado de incrementar la cifra de forma paulatina, con la curiosidad de que prácticamente todos proceden de la misma ciudad: Lovech.

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