Coge el Tren de la Memoria

Hace unas semanas teclee “inmigración” en la web www.rtve.es y su buscador me llevó a una edición de Versión Española que llevaba por nombre “El Tren de la Memoria”. Di al play y he de confesar que quedé prendado ante las cuatro contertulias (Cayetana Guillén Cuervo, la presentadora, Ana Pérez y Marta Arribas, las directoras, y Victoria Toro, una de las protagonistas del documental). Inmediatamente procedí a comprar on-line el DVD. Después de unos días de espera ya lo tengo y he de confesar que no me ha defraudado para nada, todo lo contrario, me ha servido para mucho y, sobre todo, me ha emocionado. He descubierto que tengo entre manos una investigación que cuenta con un factor que la hace distinta. Hay un elemento que no es cuantitativo, ni cualitativo pero que es vital, tanto para que este estudio alcance sus metas como para entender el fenómeno migratorio. Ese elemento es el sentimiento. Después de ver “El Tren de la Memoria”, entiendo muchas cosas o al menos me es más fácil comprenderlas, aún considerándome una persona tolerante y comprensible. La inmigración es un fenómeno universal e histórico, presente a lo largo de la humanidad, pero que cambia de actores. Hace medio siglo nosotros fuimos los actores principales de la película y, hoy, somos espectadores y actores secundarios de un argumento que se vuelve a repetir, punto por punto. Son tantas las similitudes y tanta la desinformación que distorsionamos la realidad que estamos viviendo.

Tengo un folio lleno de anotaciones, donde destacan tres citas, creo recordar que todas ellas de Josefina, la protagonista de la película. El destino ha querido que uno de mis mejores amigos haya pasado grandes momentos junto a ella, lo cual me supuso una gran alegría pues podría conocerla, aunque ese mismo destino ha querido que Josefina ya no se encuentre entre nosotros. Por suerte nos ha dejado, ya para siempre, su testimonio.


“Me di cuenta de lo despreciados y marginados que éramos, pero lo importante que éramos para la economía”

“Aceptábamos situaciones laborales que nadie aceptaba”

“Exigimos que nos construyesen una residencia para seres humanos, no sólo para trabajadores”


Son frases que bien podrían salir de la boca de Nelsinea, Ahmed, Jordan,..., se trata de expresiones universales de la inmigración.

Los españoles que se vieron avocados a emigrar en la década de los años 60 sufrieron muchos de los problemas que actualmente sufren los inmigrantes en nuestro país y nuestra región: carencias lingüísticas, discriminación, malas condiciones de trabajo, dificultades en el acceso a la vivienda,... Del mismo modo la forma de vida también estaba condicionada por la carestía económica y la necesidad suprema por ahorrar y enviar dinero a sus familias, en este caso, y no quiero resultar pedante, españolas.

Curiosamente, los españoles emigrantes también sufrieron una crisis económica, la de 1973, y esta situación les llevó a vivir escenas muy desagradables y que, hoy, se repiten. “Empezábamos a sobrar, quitábamos puestos de trabajo, creábamos delincuencia y éramos un peligro”, cualquier comentario sobra.

Pensé que iba a ser más fácil escribir sobre la película, pero es imposible expresar tantos sentimientos y tantas experiencias. Os recomiendo que lo veáis y después visionéis el debate de Versión Española que incorporé (para acceder a él, pincha aquí). Estoy seguro que esta película la podéis encontrar en cualquier biblioteca pues es una verdadera clase de historia. Si no la podéis comprar, su precio es muy asequible.

Por último, quisiera constatar la importancia del conocimiento de la historia, pues gracias a ella podemos entender muchos fenómenos actuales, porque eso de no cometer los mismos errores lo veo muy complicado, ya se sabe, el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra.

Gracias a las directoras de este documental, a sus protagonistas y mi más sincero recuerdo para Josefina.

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