Jóvenes Autóctonos vs Jóvenes Inmigrantes en el Trabajo

.
.Las diferencias entre jóvenes inmigrantes y el resto de jóvenes se ponen de manifiesto en sus pautas de incorporación al mercado de trabajo, especialmente en cuanto al tipo de oportunidades laborales. Tales diferencias entrañan un riesgo de encasillamiento de determinadas nacionalidades o grupos de inmigrantes en ocupaciones o puestos de trabajo concretos, lo cual puede ser fuente de desigualdad y discriminación y derivar en procesos de segmentación, segregación o incluso exclusión social. La segregación de los inmigrantes en determinados segmentos ocupacionales se pone claramente de manifiesto en actividades como la construcción que ha visto incrementar de forma contundente la distancia entre españoles y extranjeros durante el periodo 2003-2007, coincidiendo con el periodo de auge que ha tenido este sector en la creación de empleo masculino. El sector de la agricultura, en cambio, muestra un retroceso en cuanto al peso del total del empleo juvenil, tanto para españoles como para extranjeros. Asimismo, se constata la concentración de los extranjeros en las categorías ocupacionales más bajas y su menor presencia en los grupos más cualificados. Estos procesos responden al objetivo de asegurar la asignación de la fuerza de trabajo de origen inmigrante a los empleos socialmente indeseables, con la finalidad no sólo de rellenar vacíos laborales, sino también de poder contar con una mano de obra más barata, más dócil y más frágil. Sin duda, el menor poder social de negociación de estos jóvenes y su menor capital social, unido al desconocimiento del idioma para algunos colectivos, son también factores que pueden menguar las oportunidades laborales y favorecer tal segregación.

Mientras que en determinadas ocupaciones o sectores económicos se puede observar cierta complementariedad, caso de la construcción, existen otras en las que se produce una total sustitución, caso del trabajo doméstico, punto clave en el que es preciso detenerse a propósito de la incorporación de la mujer al mercado laboral. La nueva división internacional del trabajo supone, entre otros muchos aspectos, no sólo la deslocalización del sector industrial hacia las regiones periféricas, donde la fuerza de trabajo es más barata, sino también una división funcional del trabajo que estratifica la mano de obra en las sociedades desarrolladas económicamente. Asistimos a un aumento apreciable en la proporción de profesionales, técnicos, directivos y empleados de cuello blanco en general, que va consolidando un segmento de la población con rentas elevadas y pautas de consumo caras. Pero, paralelamente, esta rápida proliferación de los servicios más cualificados genera una fuerte demanda auxiliar de muchos puestos de trabajo con salarios bajos, condiciones laborales inestables y con escasas oportunidades de promoción, creándose ámbitos de trabajo tanto para mujeres, como jóvenes e inmigrantes. todas estas actividades requieren una fuerza de trabajo intensiva que no puede “deslocalizarse” y que deben realizarse in situ, en el mismo lugar donde existe la demanda. es en este contexto estructural, dónde se explica no sólo la direccionalidad de los flujos migratorios internacionales sino también la progresiva feminización de los mismos. Este nuevo modelo migratorio presenta notas características diferenciales del modelo tradicional migratorio del norte de Europa y que va a explicar la fuerte demanda, las características del empleo y la segmentación por género del mismo. Si en el norte de Europa la migración se había producido durante el proceso de implantación de un modelo de producción fordista y de expansión y consolidación del sector industrial, en el sur de Europa la migración acontece durante el periodo de pleno crecimiento del sector servicios y de flexibilización del, por lo que la demanda de mano de obra femenina será cada vez más intensa, caso del servicio a domicilio. El mismo modo se cubren las necesidades reproductivas y de atención en las sociedades desarrolladas. A pesar de todo esto que acabamos de ver, aún siendo las causas económicas y laborales las que priman en la decisión migratoria de las mujeres, el abanico de causas es mucho más diverso que en el caso de los hombres relacionadas con su identidad como mujer, la libertad o la autoafirmación.

Uno de los aspectos que hacen a los jóvenes inmigrantes más fuertes ante época de crisis económica, favoreciéndose su permanencia en los circuitos laborales, es su movilidad geográfica lo que la configura como mano de obra flexible, especialmente capacitada para funcionar como amortiguador en el caso de stocks en los mercados. Otro aspecto que les dota a los inmigrantes de mayor flexibilidad laboral deriva del rechazo de la población joven sin cualificación ni formación de ciertas ocupaciones que, sin duda alguna, podrían desempeñar y que, por consiguiente, son asumidas por los jóvenes inmigrantes. A pesar de ello, durante los primeros años de su llegada, los inmigrantes son más vulnerables al desempleo, equiparándose, también, con el paso del tiempo a la población autóctona. De la misma forma los segmentos menos fuertes ante el desempleo son las mujeres y los africanos.

0 comentarios:

Publicar un comentario