Justificación

.El contexto de globalización en el que se desarrollan las actuales sociedades han reactivado importantes cambios sociales y económicos, estableciéndose un nuevo orden en las estructuras territoriales. En este sentido la inmigración, a pesar de ser un mecanismo ancestral de supervivencia humana, se configura como un fenómeno relativamente nuevo, tanto en España como en Castilla y León, que ha irrumpido con cierta virulencia produciendo una serie de efectos sobre las estructuras sociales y económicas. La falta de ordenación sobre los flujos migratorios ha incidido en ciertos desequilibrios y problemas tanto para la población local como para la inmigrante. La sociedad castellano-leonesa ha sufrido un giro importante en cuanto a su composición durante los últimos años debido, entre otras circunstancias, al aumento de la inmigración, siendo éste un proceso que requiere de medidas, en distintas áreas, para conseguir la plena integración de la población inmigrante en nuestra Comunidad. De hecho, en sólo una década, el número de inmigrantes se ha multiplicado por 10, pasando de 15.121 en 1998 a 154.802 en la actualidad. El 6,02% de la población de Castilla y León es inmigrante extranjera.

El surgimiento de estas nuevas variables en los circuitos productivos y sociales y las incesantes transformaciones que en ellos se producen, confieren la necesidad de activar nuevos mecanismos de cara a la integración multilateral de los inmigrantes y a la mejora de las condiciones de vida de este colectivo, lo cual incide, a su vez, en un mayor bienestar para el conjunto de la población en general.

Al ser personas jóvenes las que emigran, motivadas por sus retos de futuro y la mejora de toda una vida por delante, las incidencias sobre las estructuras socioeconómicas son mucho mayores pues afectan a distintos subsistemas como el demográfico, el educativo, el empresarial, el cultural,... De hecho Castilla y León es una región con una dilata tradición de decrecimiento demográfico y pirámides poblacionales invertidas que ha visto como, desde hace unos años, se está incrementando su natalidad, con los consiguientes reajustes sociales que esto supone.

Dentro del Plan Integral de Inmigración en Castilla y León 2005 – 2009 se recoge entre sus objetivos específicos, más concretamente en el 6º, “Promover la igualdad de oportunidades de los jóvenes inmigrantes de modo que se garantice que las medidas recogidas en la planificación regional en materia de juventud se aplican de forma adecuada a los jóvenes inmigrantes y que se favorezca la inserción de jóvenes en situaciones de desventaja o inadaptación en la sociedad”. Dichas tareas quedan encomendadas a la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades

La Población joven inmigrante de Castilla y León (de entre 16 y 30 años) es de 51.848 personas lo que representa el 33,50% el total de inmigrantes en la región, es decir, un tercio. Estos niveles son semejantes a los del computo nacional que se sitúan, también, en el 33%.

Vemos como los jóvenes representan un volumen de población más que considerable dentro de su colectivo y dentro el conjunto de la sociedad regional por lo que han de ser considerados un colectivo prioritario de actuación, más cuando por sus peculiares características están expuestos a su sufrir exclusión social y laboral. Esto hace necesario la activación de políticas y planes específicos que contribuyan a mitigar los problemas y barreras con los que se encuentran y reducir la brecha existente entre jóvenes nacionales y jóvenes extranjeros. Esta tarea no es fácil pues estamos ante una de las panaceas del mundo actual en la cual se están invirtiendo muchos esfuerzos para conseguir pequeños resultados que, no por ello, dejan de ser importantes. La cuestión estriba en que nos encontramos ante un colectivo que, a pesar de que es fácil de delimitar, sus características son muy diversas pues nos enfrentamos a jóvenes de distintas procedencias, con distintas culturas, religiones,... lo que dificulta ostensiblemente su adaptación a la sociedad castellano y leonesa, aspecto clave en su consiguiente integración socio-laboral. Un exhaustivo análisis de su perfil es vital para la correcta planificación de las acciones, tanto públicas como privadas, pues se diseñarán acorde a las características de los mismos, sus particularidades, pretensiones y motivaciones, siempre en concordancia con los principios rectores locales y regionales.

Uno de los pilares básicos de la integración social de este colectivo, y de cualquier otro, es el empleo. El acceso de los inmigrantes al trabajo es el mejor camino para lograr su plena integración social. Fomentar el empleo supone crear auténticas oportunidades para los inmigrantes, posibilitando, además, el desarrollo de Castilla y León en aquellos sectores productivos y zonas, sobre todo en el ámbito rural, donde hay necesidad de cubrir puestos de trabajo. Por sus flaquezas formativas y de cualificación el colectivo inmigrante es el que más dificultades encuentra para acceder al mercado laboral y más, ahora, en tiempos de crisis. En momentos en los que el empleo escasea y el desempleo comienza a crecer son los más débiles los que más lo sufren. Sólo aquellos que tienen una capacitación óptima, han sabido formarse, tienen titulaciones o cuentan con destrezas especiales pueden superar estas circunstancias.

El porcentaje de población inmigrante desempleada respecto del total es del 10,74% (con 16.633 parados) frente al 5,92% de la población castellano y leonesa (ECYL, julio de 2009). Vemos como el desempleo ataca de forma más virulenta a los inmigrantes, de manera que es un importante campo de actuación en el que hay que intervenir, principalmente, a través de dos herramientas como son la educación reglada y la formación profesional y continua. No podemos olvidar que la mayor parte de los inmigrantes que recibe nuestra región proceden de países con estructuras socio-educativas y formativas muy someras, lo cual incide negativamente en su cualificación profesional y, por consiguiente, en la competitividad empresarial y del tejido productivo.

Pero para una completa integración también es preciso analizar el grado de aceptación, la respetabilidad y receptibilidad de la población local hacia el fenómeno migratorio y más concretamente, en este caso, de los jóvenes de Castilla y León. La completa integración de la población inmigrante no es algo unilateral sino bilateral. No puede llegar sólo por su parte sino que todos tenemos que poner de la nuestra y trabajar en una sola dirección. Ellos han de adaptarse a nuestro territorio y nuestra sociedad pero nosotros hemos de adecuarnos, también, a la nueva sociedad y a sus nuevas necesidades.

A fecha de hoy la migración es vista como algo negativo. De hecho, el 7,3% de los jóvenes castellano y leoneses lo consideran el principal problema de nuestra sociedad, por detrás del desempleo (15,9%), la vivienda (15,8%) y el terrorismo (12,6%).

No obstante, poco a poco, la imagen y percepción de la migración va cambiando y los diferentes estudios y sondeos apuntan a que la juventud española, y por consiguiente la de nuestra región, es cada vez más tolerante con este fenómeno. Según el último sondeo realizado por el Instituto de la Juventud (INJUVE, 2008), el 48% de la población joven considera que la inmigración es más bien positiva para los países receptores, ante un 25% que la considera negativa. La tendencia se va invirtiendo pues los resultados distan mucho de los de hace más de una década, en 1997, cuando, tan sólo, el 28% de los jóvenes lo veían positivo y el 41% negativo.

De entre las principales negatividades que los jóvenes encuentran en la inmigración está la competencia laboral (31%), la delincuencia e inseguridad ciudadana (23%) y su elevado volumen (11%). A la vez, las procedencias que peor aceptación tienen entre los jóvenes son magrebíes, marroquíes y rumanos frente a los latinos y los subsaharianos que son los que mejor considerados están. Este es un aspecto digno de resaltar pues no podemos olvidar que los rumanos son un segmento de muy alta representación en nuestra región.

Vemos como son muchos los puntos que tenemos que estudiar y analizar con detenimiento con el fin de conseguir los objetivos marcados que pretenden la integración socio-laboral de los jóvenes inmigrantes en los circuitos y las estructuras de la Comunidad Autónoma de Castilla y León.

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